Los
principales precursores de los ácidos, son los óxidos de azufre (SOx)
y los óxidos de nitrógeno (NOx), que son emitidos por las termoeléctricas, los
motores de combustión interna de coches y aviones y algunas otras industrias,
como producto de la combustión de combustibles que contienen pequeños
porcentajes de azufre (S) y nitrógeno (N), como el carbón, gas natural, gas
oil, petróleo, etc.
Los
ácidos, principalmente ácido sulfúrico y ácido nítrico, se disuelven en las
gotas de agua que forman las nubes y en las propias gotas de agua de lluvia,
depositándose en el suelo. Ambos ácidos se originan en la atmósfera al
reaccionar el trióxido de azufre (SO3) y el dióxido de nitrógeno (NO2)
con agua, oxígeno y otras sustancias químicas presentes. En presencia de luz
solar aumenta la velocidad de la mayoría de estas reacciones.
Existe
también otra forma de contaminación ácida conocida como deposición seca, y hace
referencia a gases y partículas ácidos que son arrastrados por el viento,
chocando contra edificios, coches, casas y árboles. Otra vía de arrastre son
las lluvias fuertes. En este caso las sustancias ácidas se incorporan a la
lluvia ácida, lo que contribuye a aumentar su acidez.
Aproximadamente
la mitad de las sustancias ácidas en la atmósfera caen al suelo por procesos de
deposición seca.
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